Emprendes para la competencia y fracasas
Artículo original de José Antonio Ferreira Dapía, empresario y tecnólogo, sobre comercio electrónico, publicado el 26 de junio de 2021 en El Progreso.
En ocasiones, unos tienen que fracasar primero para que otros puedan triunfar después. La empresa online Boo.com puso la primera piedra en el sector del comercio electrónico y fracasó. Amazon lo intentó unos años después y, de casualidad, salió triunfante. En este artículos queremos comparar dos experiencias muy distintas en el comercio electrónico.
Tecnología no es sinónimo de lentitud.
Uno de los motivos por los que Boo.com cerró tan solo 18 meses después de su creación fue la lentitud de su página web. Se podría pensar que al ser un producto nativo digital contaba con una tecnología punta. Sin embargo, su web resultaba innavegable para el usuario al ser lenta y muy poco clara.
Boo.com nació con el objetivo de ser la principal empresa online de moda en Internet, con un nicho de mercado enfocado al sector textil y los accesorios. Uno de sus principios era que la experiencia de compra fuera lo más semejante a la interacción humana en una tienda. Se incluyó para ello una asistente virtual que no llegó a triunfar entre los usuarios. Otro de los grandes errores fue la inmovilidad de la página. Contaba con un tamaño específico y un flash nada adaptativo. A día de hoy, que podemos comprar desde nuestro móvil, esto sería algo impensable.
Los libros como revulsivo tecnológico.
Pese a haber sido la primera web de comercio electrónico, esta no será recordada porque llegaron otras después como Amazon, cuyo éxito silenció a la competencia. La tienda online de Jeff Bezos triunfó al centrarse únicamente en la venta de un producto que no relacionamos con el adjetivo tecnológico: el libro.
En 1994, cuando Bezos puso la primera piedra de Amazon, muchos lo tacharon de loco por embarcarse en un proyecto cuyo futuro se desconocía y haber dejado su puesto en una importante empresa de Wall Street. Sin mirar atrás, fundó en Seattle su empresa a la que llamó Amazon porque, como el río Amazonas, pretendía ser la más grande del mundo, exótica y diferente. Los precios bajos, junto con el gran número de títulos fueron las razones de su éxito. Poco a poco, volvió a esta lista y amplió su nicho de mercado ante el éxito que estaba cosechando. Así, en 1998 se abre a la industria musical, en 2002 da el salto a la ropa y más tarde a los dispositivos electrónicos, los juguetes…
De lo inesperado a lo inesperable.
Como parte de la explosión de las web del puntocom, Boo.com tenía todas las papeletas para triunfar en el negocio de las ventas en línea. Amazon, que no formaba parte de esta esfera, supo hacerle frente y convertirse en la más enorme web de ventas. Asentar el mercado y conocer las demandas tecnológicas del cliente fueron sus puntos fuertes.
Una vez más se asemeja como imprescindible para el éxito, poner el foco central en el cliente, y también en la observación del entorno.
En otras ocasiones, ser el primero no te aporta una ventaja definitiva, dado que cometes muchos más errores y además los fracasos van por tu cuenta, es decir, los pagas tú. También podríamos decir que ser el laboratorio de nuevas tendencias de mercado y de negocio, tiene una connotación de solidaridad no buscada con tus competidores, dado que ellos aprenderán de tus errores, con un coste muy inferior.
A mí no me ha pasado, pero tiene que ser demoledor el hecho de emprender, montar un negocio y ver cómo fracasas mientras otro, utilizando tus experiencias, parte de tus estrategias y corrigiendo los errores, consigue ser una de las empresas más grandes del mundo, y su dueño ser el hombre más rico del universo conocido.