Este cóctel que propongo a continuación a modo de mandamientos emprendedores son clave para llevar a buen puerto el barco empresarial.
La soledad elegida tenemos que contemplarla a la par que convertirla en una herramienta potente que nos permita la serena reflexión que nos lleve a una meditada y correcta toma de decisiones.
Emprendimiento nuestro. En España tenemos dos importantes asignaturas pendientes, la tecnología y el emprendimiento.
En estos momentos políticos económicos absolutamente surrealistas e inexplicables la posición del empresario debería centrarse en su actividad como tal, ya que eso es lo que verdaderamente marca la diferencia.
La cuestión no se trata de si se va a fracasar o no, sino prever cuándo va a ocurrir y estar preparado para el impacto tratando de no fracasar del todo, e inmediatamente, levantar la cabeza.
En los desayunos emprendedores llevados a cabo este año hemos aprendido tantas cosas que no tengo más que agradecer a José, Alejandra, José Luis, José Manuel, Loida, Jesús, Venancio, Iñaki y Alejandro.
Conseguir trabajar de algo que realmente te apasione, es una suerte que no muchos pueden llegar a tener. Si eres emprendedor y no te rindes, probablemente esto se haga realidad. Todo depende de la ilusión y fuerzas que pongas en ello.
En la empresa es necesario tecnologizarse para no morir y esta inversión no debe realizarse con el criterio de «cuanto más caro, mejor». Debemos elegir la tecnología que cubra nuestras necesidades sin caer en la tecnolujuria.
Es posible que en el día a día de nuestra vida cotidiana podamos permitirnos ciertos lujos de aplicar el principio de acción y reacción inmediata, ya que en cuestiones nimias sus consecuencias suelen ser pequeñas. En el mundo empresarial las reacciones precipitadas cuestan dinero.
Mucho antes de ponerse a aplicar soluciones es conveniente sentarse a observar, incluso antes de llamar a ninguna empresa de soluciones tecnológicas. La apertura de mente es fundamental y prestar atención al interior y al exterior de la empresa.