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Tecnología o Extinción

¿Tecnología o Extinción? El Ultimátum de la Humanidad

Artículo original de José Antonio Ferreira Dapía, sobre tecnología o extinción, publicado el 7 de febrero de 2024.

Ey, ¡Tecnófilos!

¿Qué pueden tener en común un músico contemporáneo y un visionario astrónomo humanista? En apariencia, poco, pero si escarbamos en la poesía de sus palabras, encontramos un hilo conductor que nos habla del inmenso teatro de la existencia humana. Mark Knopfler, con su guitarra en mano, nos canta sobre las montañas nebulosas que se convierten en refugio y en hogar en tiempos de guerra. Carl Sagan, con su telescopio apuntando a las estrellas, nos recuerda que nuestro hogar, ese ‘pálido punto azul’, es apenas una mota en el vasto lienzo cósmico. Ambos, a través de sus artes, nos invitan a reflexionar sobre nuestra dualidad existencial: somos seres capaces de las más grandiosas creaciones y de las más desoladoras destrucciones.

Esta dualidad se refleja también en nuestro enfoque hacia la ciencia y la tecnología. Vivimos en una era donde la tecnología se ha convertido en una extensión de nuestra humanidad, una era que resuena con el eco de mi lema: «Tecnologizarse o morir». Estamos en un punto de bifurcación, un momento que demanda que tomemos la ruta de la innovación consciente y sostenible, donde la medición y el control son cruciales. Porque, como sabemos, lo que no se mide no se controla y lo que no se controla no se puede optimizar.

Ahora, veamos cómo podemos dirigir este potencial hacia un futuro positivo. La tecnología, esa gran obra del ingenio humano, debe ser contemplada no como un gasto, sino como una inversión en nuestro porvenir. Cada avance, desde la inteligencia artificial hasta la biotecnología, conlleva el poder de sanar y mejorar vidas, pero también la responsabilidad de no profundizar la brecha digital, ese problema grave que amenaza con dejar atrás a muchos en nuestra acelerada carrera hacia el futuro.

La ciencia y la tecnología tienen el poder de ayudarnos a superar nuestra propensión a la destrucción. Los avances en energías renovables, la robótica y la exploración espacial son testimonio de nuestra capacidad para construir y no destruir. Pero para que estos avances cumplan su promesa, necesitamos aplicarlos con un humanismo científico y tecnológico, con una visión que coloque a la humanidad y al respeto por nuestro planeta en el centro.

Es imperativo que recordemos la advertencia de Sagan: nuestra importancia imaginaria y nuestras disputas triviales palidecen ante la inmensidad del universo. Debemos entonces, en este pequeño escenario que es la Tierra, aprender a convivir y cooperar. La tecnología es la herramienta más efectiva para hacer nuestras empresas y nuestras vidas más competitivas y, lo que es más importante, más compasivas.

Así que mientras el sol continúa su curso y la vida en la Tierra persiste, la responsabilidad recae sobre nosotros, los tecnófilos, los soñadores, los constructores, para asegurar que la tecnología sea un faro de esperanza y no un precursor del ocaso. Somos los arquitectos de nuestro destino y debemos construir un futuro donde la tecnología nos ayude a ser, en palabras de Knopfler, hermanos en armas pero en una lucha por la paz y la prosperidad, no en la guerra.

¡Se me tecnologizan!

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