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Linkedin: Un Mágico Mundo de Color

Artículo original de José Antonio Ferreira Dapía, sobre Linkedin, publicado el 28 de junio de 2024.

¡Ey Tecnófilos!

LinkedIn, ese mágico mundo de color donde los currículos brillan como estrellas y las competencias profesionales se pintan con los colores más vivos. No, no os preocupéis, no estoy perdiendo el juicio ni sumergiéndome en un océano de optimismo sin fondo. Estoy siendo sarcástico. La realidad es que LinkedIn, más que un escaparate de talento, a menudo parece una feria de vanidades, donde el exhibicionismo profesional alcanza cotas insospechadas y, como bien decís, a veces se siente uno como un ser inferior ante tanta perfección ilusoria.

¿Es verdad todo lo que se publica en LinkedIn? Radicalmente no. La plataforma, que nació con la noble intención de conectar a profesionales y generar oportunidades de negocio, se ha convertido en un carnaval donde la veracidad de los perfiles es, en el mejor de los casos, cuestionable. Hay quienes se apropian de logros ajenos, inflan habilidades y presentan experiencias laborales con una capa de barniz tan gruesa que ni un cincel de precisión podría raspar.

¿Por qué ocurre esto? La respuesta es sencilla: falta de control. LinkedIn debería tomar medidas más rigurosas para verificar la veracidad de los perfiles.

Es irónico que una red que pretende conectar a profesionales de manera seria y eficaz no tenga un sistema robusto para validar la información que se comparte.

Si existieran mecanismos de comprobación más estrictos, quizás el panorama sería diferente. No se trata solo de confiar en la honestidad de los usuarios, sino de implementar procesos que garanticen que lo que se publica sea auténtico.

Además, la ausencia de espíritu crítico en la red es alarmante. LinkedIn ha cultivado un ambiente donde la retroalimentación genuina y constructiva se ve opacada por una constante búsqueda de validación. Las publicaciones son un desfile de autoelogios y “me gusta” vacíos que poco contribuyen al desarrollo profesional real. Pareciera que hemos creado una cámara de eco donde todos estamos demasiado ocupados aplaudiendo los logros (reales o ficticios) de los demás para detenernos a cuestionar la autenticidad de lo que vemos.

Este entorno, en gran parte, es un reflejo de nuestra sociedad actual, donde la imagen lo es todo y la realidad pasa a un segundo plano.

Vivimos en un mundo que se ha vuelto obsesivamente «woke» y políticamente correcto, donde cuestionar puede ser visto como un ataque personal más que como una oportunidad para el crecimiento y la mejora.

La solución no es sencilla, pero comienza con nosotros mismos. Es necesario fomentar una cultura de honestidad y transparencia, donde las verdaderas habilidades y logros sean valorados por su mérito real y no por la habilidad para embellecerlos. Y sí, LinkedIn tiene un papel crucial que jugar aquí. La implementación de sistemas de verificación de credenciales, junto con políticas claras contra la falsificación de información, podría transformar la plataforma en un lugar más honesto y, en última instancia, más útil.

Así que, la próxima vez que navegues por LinkedIn y sientas que no estás a la altura, recuerda: la perfección que ves probablemente sea más ilusoria que real. No te dejes deslumbrar por el brillo de perfiles perfectamente pulidos. Al final del día, lo que realmente cuenta son tus habilidades, tu experiencia y tu integridad profesional.

¡Se me tecnologizan!

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