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La opinión de un humilde actor del teatro de la tecnología

Artículo original de José Antonio Ferreira Dapía, sobre la opinión de un humilde actor del teatro de la tecnología, publicado en Mundiario el 31 de enero de 2024.


¡Ey Tecnófilos!
Desde la perspectiva cósmica, nuestro planeta es solo una mota de polvo suspendida en un rayo de sol, como nos recordaba Carl Sagan.

Dentro de la vastedad cósmica, nuestro hogar se reduce a una simple mota de polvo, un punto azul pálido suspendido en un rayo de sol. Así lo recordaba Carl Sagan, y así lo reiteramos hoy con humildad y admiración. Ese punto que vemos en las imágenes del espacio… esa es nuestra Tierra. Eso somos nosotros.

Cada ser humano que ha existido, desde el cazador y recolector hasta el emprendedor y el tecnólogo, ha vivido su vida en ese diminuto escenario del universo. La suma de nuestras alegrías y sufrimientos, las ideologías y economías que han moldeado sociedades, cada acto de bondad y cada guerra librada por poder, cada descubrimiento y cada error, todo ha tenido lugar ahí, en nuestro planeta.

La Tierra, en su magnífica modestia, nos ha acogido y presenciado la danza de la existencia humana. En este pequeño escenario de la vasta arena cósmica, hemos derramado ríos de sangre en conflictos por territorios que en el universo no representan más que un fragmento insignificante. Hemos celebrado triunfos efímeros y sufrido derrotas devastadoras, todos bajo la misma bóveda celeste.

Los logros tecnológicos que celebramos, las sociedades que construimos, y las empresas que creamos y hacemos crecer son, en la escala cósmica, hazañas para un teatro muy pequeño. Pero aquí, en este «pálido punto azul», tienen un significado monumental. Cada innovación, cada paso hacia la digitalización, cada superación de la brecha digital, no es solo un avance para la competitividad, sino un acto de rebeldía contra la insignificancia cósmica.

No existe, al menos en el futuro previsible, otro lugar al que podamos migrar. Este punto azul es, por ahora, el único escenario donde podemos actuar. La astronomía, esa formadora de humildad y carácter, nos enseña que no hay soberbia mayor que olvidar la fragilidad de nuestro hogar en el cosmos.

En este teatro cósmico, la tecnología es nuestra mejor herramienta para preservar y apreciar nuestra casa. «Tecnologizarse o morir» cobra un nuevo significado cuando pensamos en la supervivencia de nuestra especie. Debemos utilizar la tecnología no solo para mejorar nuestras vidas, sino para asegurar la continuidad de la vida en este delicado punto azul.

Los avances científicos y tecnológicos nos han llevado desde la comprensión de nuestro lugar en el universo hasta la exploración de otros mundos. Hemos enviado sondas y rovers a mundos distantes, buscando respuestas y tal vez, algún día, un nuevo hogar. Pero mientras tanto, debemos cuidar el hogar que tenemos. La tecnología es la clave para hacerlo de manera sostenible y equitativa.

La tecnología también nos ha brindado la capacidad de ver nuestro planeta desde fuera, de apreciar su singularidad y belleza, y de entender la importancia de cada acción que tomamos. Como tecnólogo, reconozco que cada innovación, cada dispositivo, cada línea de código tiene el potencial de afectar este pálido punto azul que llamamos hogar.

Nuestra responsabilidad es inmensa. Debemos actuar con humildad, reconociendo que, en la inmensidad del universo, nuestras diferencias y conflictos son meramente locales y efímeros. Debemos trabajar juntos, utilizando la tecnología para cerrar brechas, curar enfermedades, y proteger el ambiente.

La tecnología no es un gasto, sino una inversión en nuestro futuro colectivo.

Con cada nueva herramienta, cada nuevo descubrimiento, cada nueva empresa que surge, estamos escribiendo nuestra historia en este punto azul. Una historia que esperamos sea larga y llena de logros que, aunque modestos en la escala cósmica, son profundamente significativos para nosotros.

Por ello, al reflexionar sobre nuestro lugar en el cosmos, nos vemos impulsados a tecnologizarnos no solo para sobrevivir, sino para prosperar, para tratar con amabilidad a nuestros semejantes, y para dejar una marca positiva en la única casa que conocemos. La tecnología es nuestro medio, nuestra esperanza y nuestra salvaguardia.


¡Se me tecnologizan!

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