La suma de nuestras alegrías y sufrimientos, las ideologías y economías que han moldeado sociedades, cada acto de bondad y cada guerra librada por poder, cada descubrimiento y cada error, todo ha tenido lugar ahí, en nuestro planeta.
Celebramos el legado del Sputnik 1 como un recordatorio de que, incluso en tiempos de divisiones ideológicas, la tecnología puede ser una fuerza que une a la humanidad.
Se trata de nuestra necesidad de conectar, de comunicar, de dejar un legado y, quizás, de encontrar respuestas a las preguntas más fundamentales de nuestra existencia.
Cada misión a la Luna nos acerca no solo a este satélite, sino también a un entendimiento más profundo del universo y de nosotros mismos.