Que Galicia ocupe el penúltimo puesto de todas las autonomías en el proceso de transformación digital, medida en cuanto a la implantación del comercio electrónico, es especialmente preocupante.
Los seres humanos somos analógicos, no digitales. Y esta es una cuestión que nunca debemos olvidar aquellos que nos dedicamos a la tecnología; que deberá, en cualquier caso, penetrar las barreras de nuestro entendimiento por nuestros cinco sentidos disponibles, y adaptarse a los parámetros de estos.
En los últimos tiempos hemos visto grandes manifestaciones de trabajadores, políticos, sindicatos, etc. intentando reconducir a empresas que plantean reducciones de actividad y consiguientemente de plantilla…
Redundaremos los servidores, los canales de comunicación, las líneas de acceso de datos, el software y los responsables del mantenimiento de todos los dispositivos y sistemas. También deberemos redundar la ubicación de la compañía en la medida de lo posible y diversificar los riesgos de sede.
Ha llegado la hora de la transformación digital de los empresarios gallegos. Desde el fontanero, el carpintero, el repartidor, el hortelano y todo el resto de autónomos de Galicia; y también de todas las pymes, desde las más pequeñas hasta las más grandes.
Es posible que en el día a día de nuestra vida cotidiana podamos permitirnos ciertos lujos de aplicar el principio de acción y reacción inmediata, ya que en cuestiones nimias sus consecuencias suelen ser pequeñas. En el mundo empresarial las reacciones precipitadas cuestan dinero.
La tecnologización es imprescindible para la supervivencia de las empresas. En artículos sucesivos iré desgranado las diez claves para hacer nuestras empresas más competitivas usando la tecnología como herramienta.