Asistir a GMC y Tech4Fleet es una inversión en conocimiento y colaboración que nos ayudará a comprender cómo la tecnología está transformando la movilidad y cómo podemos adaptarnos a este emocionante cambio.
La tecnología se ha convertido en un león que nunca duerme. El ritmo frenético de innovación y cambio tecnológico que caracteriza al siglo XXI significa que, cada día, nos despertamos en un mundo ligeramente diferente al que nos fuimos a dormir.
Las oficinas se modernizaron con la automatización de tareas, las aulas se transformaron con el acceso a información en línea y los hogares se llenaron de oportunidades creativas y productivas.
Que Galicia ocupe el penúltimo puesto de todas las autonomías en el proceso de transformación digital, medida en cuanto a la implantación del comercio electrónico, es especialmente preocupante.
Los seres humanos somos analógicos, no digitales. Y esta es una cuestión que nunca debemos olvidar aquellos que nos dedicamos a la tecnología; que deberá, en cualquier caso, penetrar las barreras de nuestro entendimiento por nuestros cinco sentidos disponibles, y adaptarse a los parámetros de estos.
Unos tienen que fracasar primero para que otros puedan triunfar después. La empresa online Boo.com puso la primera piedra en el sector del comercio electrónico y fracasó. Amazon lo intentó unos años después y salió triunfante.
No pretendo desde esta atalaya sentar cátedra alguna sobre la psicopatía en la empresa. Lo que sí intento, únicamente con ansias docentes y decentes, es paliar o mitigar este tipo de comportamientos.
Galicia, a pesar de ser la quinta comunidad autónoma en población, desciende al sexto puesto en materia económica.
Hoy analizamos cómo la mayor industria de la música perdió el ritmo de su propio mercado. Algunos trenes son para dejarlos pasar, otros para bajarse en marcha y otros para arriesgarte a subir incluso sin billete.
Una vez más, y a la vista de los datos, nuestra Galicia queda entre el anhelo de aquello que pudo haber sido y la realidad de lo que verdaderamente es. Esa realidad que hemos fagocitado para luego asumir los hechos consumados.