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la diversidad cultural

La igualdad humana en la diversidad cultural.

Artículo original de José Antonio Ferreira Dapía, sobre la diversidad cultural, publicado el 5 de abril de 2023.

Distintas latitudes, países y civilizaciones, me pongo en el lugar del otro e intento comprender. Tal vez estemos hablando de empatía. No importa la raza ni el credo; es una cultura milenaria como la mía. Observo a mujeres con sus rostros cubiertos por ropajes. ¿Quién soy yo para criticar si ambas partes lo aceptan como su rol? ¿Quién soy yo para juzgar costumbres ancestrales, siempre y cuando el amor y el respeto prevalezcan en esas relaciones humanas?

Juzgar o no juzgar es una cuestión crucial. Analizar y aprender desde el respeto debería ser lo adecuado. Continúo recorriendo tierras lejanas y aprendiendo de los seres humanos. Lo bueno y lo malo, pero siempre aprendiendo. Valorando exponencialmente aquello que nos diferencia del resto de los animales no racionales: aprender.

Contemplo diversas vegetaciones, texturas, olores y sabores. Veo razas distintas y variados colores. Solo veo personas con sus circunstancias, solo veo iguales. Aprecio virtudes y miserias, admiro la belleza y el horror. Percibo su misterio como el mío.


La diversidad cultural.

Veo a sus hijos como a los míos. Observo amor y odio. Todos navegamos hacia el mismo puerto; este recorrido termina en el mismo lugar. No importa la raza, el color, la latitud o el dinero; nuestras vidas son como ríos que, como decía el gran Jorge, desembocan en el mar, que es el morir. Es precisamente en el morir donde todos los seres se igualan: los buenos, los malos, los mediopensionistas.

Doy un abrazo y comparto con los demás. ¿Qué? No importa, soy generoso y comparto. Empatizo, ayudo, comprendo, apoyo. Escucho cómo Jeff me susurra al oído: «it’s over» (se acabó). Todo comenzó en algún momento y todo finalizará. Cada día algo nuevo empieza y algo concluye. Incluso hay cosas que comienzan y terminan en el mismo día. Todo principio conlleva un final.


La vida es un viaje que siempre acaba mal.

Mal, porque el final en condiciones normales no es deseado. A pesar de la fe o las creencias, emprender el último viaje es una cuestión complicada para mí. Un viaje sin retorno que implica el abandono de lo cotidiano, de aquellos que amo, de los que quiero y me quieren.

Diferentes culturas, distintos credos y escalas de valores en lugares remotos del planeta azul. Los mismos anhelos y la misma esperanza.

Navego y reflexiono. Admiro y respeto a aquellos que así lo entienden.