Faro que alumbras mi vida…
Artículo original de José Antonio Ferreira Dapía, sobre amigos y hermanos y la relación empresarial, publicado el 25 de julio de 2023.
Desde que tengo memoria, la Torre de Hércules ha sido un lugar familiar. Desde muy pequeño, he visto este faro majestuoso en innumerables ocasiones a lo largo de mi vida. Sin embargo, a pesar de su familiaridad, nunca pierde su poder sobre mí. Cada vez que lo veo, siento como si algo profundo en mi interior se despertara y se conectara con la historia y la mitología que envuelven este monumento.
Se dice que la Torre de Hércules fue construida por el héroe mitológico para enterrar al gigante Gerión, al que derrotó en una de sus doce tareas. Cuenta la leyenda que Hércules enterró al gigante en la colina donde ahora se encuentra el faro y que encendió una antorcha para guiar a los navegantes en honor a su victoria.
A medida que crecí, me di cuenta de que la Torre tiene un magnetismo especial. Ya sea por la belleza de su arquitectura, la historia que encierra o la mitología que la rodea, siempre que estoy cerca de ella, siento como si estuviera en presencia de algo que va más allá de lo físico. Es como si el espíritu de Hércules y Gerión siguiera presente en el lugar, recordándonos su épica batalla y la victoria del héroe sobre el mal.
Cada vez que me acerco a ella, siento que el aire se vuelve denso y eléctrico, como si la energía de la lucha entre Hércules y Gerión todavía vibrara en el ambiente. A menudo me pregunto si hay algo más que la simple leyenda detrás de esta sensación mágica.
Un día, mientras exploraba los alrededores del faro, me encontré con una anciana que parecía conocer bien la historia de la Torre. Me acerqué a ella con curiosidad y le pregunté si sabía algo sobre la sensación mágica que rodea el lugar.
La anciana me miró con una sonrisa sabia y me dijo: «Hijo, la leyenda es solo el comienzo. La verdad es que la lucha entre Hércules y Gerión impregnó el lugar de algo más que una simple historia. Hay una magia que se esconde en cada piedra del faro, una magia que solo unos pocos pueden sentir«.
Intrigado por sus palabras, le pedí que me explicara más. Ella tomó mi mano y me llevó a un lugar apartado, donde me contó la verdadera historia detrás de la Torre de Hércules.
La verdadera historia detrás de la Torre de Hércules
Me dijo que, después de derrotar a Gerión, Hércules había enterrado al gigante en lo que ahora es la colina del faro, y que había creado un hechizo de protección alrededor del lugar para asegurarse de que nunca más se levantara el mal en ese lugar. Este hechizo, explicó la anciana, es lo que impregna el lugar de magia, lo que lo hace vibrar con una energía que solo unos pocos pueden sentir.
Desde ese día, la Torre se convirtió en un lugar aún más especial para mí. Ahora, cada vez que me acerco, siento la presencia de Hércules y Gerión, y la magia que los rodea. Y sé que, aunque la leyenda es solo una historia, la verdad detrás de ella es lo que hace que este monumento sea realmente especial.
Mientras paseaba cerca de la Torre de Hércules, me encontré con un chaval más joven que yo. Me sorprendió ver que, al igual que yo, estaba absorto en la majestuosidad del faro. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que lo estaba mirando, se acercó y comenzó a hablar de manera entusiasta sobre el origen de Hércules y Gerión.
«¿Sabías que Hércules y Gerión no son solo personajes de la mitología griega?«, preguntó el chaval con una sonrisa. «En realidad, se cree que son seres extraterrestres que llegaron a la Tierra hace miles de años«.
Hércules y Gerión, ¿mitología griega o seres extraterrestres?
Intrigado por sus palabras, le pedí que me explicara más. El chaval me contó que, según ciertas teorías, Hércules y Gerión venían de un planeta lejano y que llegaron a la Tierra en busca de una forma de vida similar a la suya. Cuando llegaron aquí, se dieron cuenta de que los humanos eran seres primitivos y decidieron ayudarlos a evolucionar.
La lucha entre Hércules y Gerión explicó el chaval, no fue una batalla física, sino una lucha por el conocimiento. Hércules enseñó a los humanos habilidades como la arquitectura, la navegación y la agricultura, mientras que Gerión les enseñó ciencias como la física y la química. La Torre de Hércules, añadió el chaval, es un monumento que construyó Hércules para honrar su victoria en esta lucha por el conocimiento.
Aunque al principio me pareció una teoría un tanto descabellada, cuanto más escuchaba al chaval, más me intrigaba. La idea de que Hércules y Gerión fueran seres extraterrestres que llegaron a la Tierra para ayudarnos a evolucionar era una idea fascinante, y de alguna manera, parecía explicar la sensación mágica que la rodea.
Después de mi encuentro con el chaval, cada vez que veo la Torre, pienso en la posibilidad de que Hércules y Gerión fueran seres extraterrestres. Aunque no puedo estar seguro de si esta teoría es cierta o no, la idea de que estos seres pudieran haber visitado nuestro planeta en el pasado es una idea que nunca olvidaré.
La Torre de Hércules: Un magnetismo especial.
Es un lugar que tiene un magnetismo especial. A menudo me he preguntado por qué, a pesar de haberla visto en innumerables ocasiones, siempre siento que hay algo más detrás de su apariencia física. Una vez, mientras caminaba por el paseo marítimo, me detuve frente a la Torre y cerré los ojos. Fue entonces cuando sentí algo que no se puede explicar con palabras.
Era como si fuera algo más que una simple estructura de piedra, como si el lugar estuviera cargado de una mezcla de fuerza y fuego, de tierra y cielo. Y, por supuesto, el mar siempre estaba presente en la ecuación, con su sonido constante de olas rompiendo contra las rocas.
No sé cómo explicarlo, pero sentí como si ese lugar tuviera una esencia que trascendía lo físico. Era como si el lugar estuviera vivo, como si tuviera una historia que contar. Y, de alguna manera, sentí que formaba parte de esa historia.
Desde entonces, cada vez que estoy cerca de ese faro, siento esa misma mezcla de fuerza y fuego, de tierra y cielo. Y, aunque no puedo explicarlo con palabras, sé que hay algo especial en ese lugar que va más allá de lo que se puede ver con los ojos.
Quizás la magia de la Torre de Hércules no se pueda explicar con palabras, pero estoy seguro de que muchas personas la sienten también. Es un lugar que ha sobrevivido al paso del tiempo y que ha sido testigo de la historia de la humanidad. Y, de alguna manera, siento que siempre estará ahí, recordándonos que hay algo más en la vida que lo que se puede ver con los ojos.
Testigo de la humanidad.
La Torre ha sido testigo del paso del tiempo y de la historia de la humanidad. Desde su construcción hace dos mil años, ha estado allí, en el borde del océano, resistiendo los embates de los elementos y las guerras y batallas que se han librado a su alrededor.
Durante dos mil años, la Torre ha escuchado los susurros de Poseidón, el dios de los mares. Ha visto cómo las olas han azotado las rocas y ha sido testigo de cómo los barcos han navegado por sus aguas, llevando comercio y cultura a lugares remotos.
También ha sentido la luz y el calor del sol en sus piedras, como si Helios, el dios del sol, quisiera dejar su huella en el monumento que honra a uno de sus héroes.
A pesar de los siglos que han pasado, la Torre de Hércules sigue siendo un faro que guía a los navegantes a través del océano. Y, aunque las tecnologías han cambiado y los barcos han evolucionado, la Torre sigue siendo un símbolo de la fuerza y la resistencia de la humanidad frente a los elementos.
Cada vez que la veo, siento una mezcla de admiración y respeto. Es un monumento que ha sobrevivido a través de los siglos y que ha visto la historia de la humanidad desfilar a su alrededor. Es un faro que sigue iluminando el camino de los navegantes, y una muestra de que, a pesar de todo lo que ha pasado, siempre habrá algo que nos conecte con nuestro pasado y nos guíe hacia el futuro.
Faro que guía a los navegantes.
Un faro que ha guiado a los navegantes a través del océano durante siglos. Desde su construcción hace dos mil años, ha sido un faro que ha alumbrado el camino de los barcos en medio de la tempestad. También es un faro que devuelve la esperanza y alumbra el camino de aquellos que se sienten solos y perdidos en medio de la vida.
Hay algo en ese montón de piedras que trasciende su función como faro. Hay algo en ella que nos conecta con la historia y la mitología, que nos recuerda que, a pesar de todo lo que ha pasado, siempre habrá algo que nos guíe a través de la oscuridad.
Como decía la canción, es un faro que alumbra al mundo por encima de la tempestad. Es un faro que nos devuelve la esperanza y nos alumbra el camino de nuestra soledad.
Cada vez que me acerco a ella siento esa sensación de esperanza y de conexión con algo más grande que yo. Siento que, aunque las cosas pueden ser difíciles a veces, siempre habrá un faro que me guíe a través de la oscuridad.
Faro que alumbras mi vida, devuélveme la esperanza en que las cosas pueden ser de otra manera. Que la realidad no siempre es real. Que la ficción se convierte en vida. Que los pensamientos que me atormentan me reconforten. Que un lugar puede evocar un olor, un sentimiento, una sensación, una perfecta comunión entre la leyenda y lo palpable. Reintégranos la esperanza en sentir y amar. Déjanos ser y soñar.
Ya sin más, para terminar este relato, me permito la licencia, con permiso de todos los Dioses del Olimpo, a hacer unas rimas como colofón en honor a ese lugar majestuoso cargado de simbolismo, magnetismo y fuerza
“Faro que más brilla en la noche,
con su luz guía a los barcos en su trasnoche.
Un símbolo de la fuerza y la resistencia humana,
que ha sobrevivido a los siglos y las batallas
Oh orgullo de la ciudad eterna,
eres un monumento que nos habla de nuestra cuna.
Con tus piedras milenarias y tu majestuosidad,
nos recuerdas que hay algo más allá de la realidad.
Eres un faro que nos guía en la oscuridad,
una luz que nos devuelve la esperanza en la adversidad.
Con tu historia y tu mitología, nos has enseñado,
que, aunque todo cambie, siempre algo nuevo habrá comenzado.
En lo alto de la Torre, el viento sopla con fuerza,
y las olas del mar rompen contra tus piedras sin tregua.
Pero tú, oh, tótem gigante, resistes con tenacidad,
el faro que sigue alumbrando el camino de la humanidad.
Orgullo de la ciudad, patrimonio mío y tuyo,
joya que nos conectas con nuestro pasado entre el murmullo.
Con esa luz que brilla en la noche, nos guías hacia el mañana,
y nos recuerdas algo que nos une y ampara en la distancia lejana”.